martes, 22 de julio de 2014

La verdad es que no sé como me siento. 
He estado tanto tiempo sufriendo que cuando por fin llegó alguien para sacarme del pozo, resultó ser que me empujó más adentro. Y es difícil intentar escalar otra vez hacia la cima cuando no hacen más que hundirte hacia la desesperación y la soledad.

Pierdo la cordura cada vez que veo esa silueta, esa sonrisa, esos ojos...
Me producen inquietud y angustia. Porque la misma mano que me sacó del castigo es la que me deja caer y nunca sé si quiere sacarme cuando aparece o viene para hacer más cruel mi tortura.

Y ya no confío en tu rostro. Lo mismo que me atrajo hacia ti es lo mismo que ahora hace que me aleje.
Y no quiero que me tientes más porque cuando más me alejo, más te acercas. Cuando me quedo quieta,tú ni lo intentas, y si doy un paso hacia ti, te alejas. Así que si solo eres un mero súbdito de la melancolía, la soledad y el dolor; que solo estás aquí para que mi pena nunca cese, aléjate y no me mires nunca más a los ojos, porque yo no quiero sufrir por ti, porque no quise sufrir el día en que te conocí y decido no sufrir con tu presencia ni tu ausencia, decido no sufrir por nadie más.

Pero si me equivoco, si esta vez quieres cambiar las cosas, quieres cambiar mi dolor por ¿que sé yo, amapolas? Te invito a vivir en el lado izquierdo de mi pecho. Te invito a compartir nuestra soledad y melancolía. A cambiar tus penas por todas mis alegrías. Te invito a cenar los lunes, a ver pelis los domingos, a bailar los sábados, a cantar los miércoles. Te invito a sonreír siete días a la semana, los 365 días al año sin fecha de caducidad y te invito a recordar momentos nuestros, pero sobretodo te invito a aprender, a disfrutar y a ser tú mismo.   

Porque por muchas cicatrices que tenga se ve que nunca se me pasan las ganas de confiar. Nunca pierdo la esperanza de que no me vas a fallar y de que esta vez puede que sea verdad y de que por fin las cosas vayan a salir bien.



No hay comentarios:

Publicar un comentario